El agente Enrique Funes miró a Yajir Mahmoud a los ojos y le pidió con firmeza:—Señor Mahmoud, necesito hablar a solas con Bassim.Yajir asintió con un suspiro y salió de la habitación, dejando a su hijo con el detective.
—Bassim, quiero que me cuentes lo que viste sobre el secuestro de Teo Aukán N’ Guillan —dijo Funes con voz calmada.Bassim cerró los ojos y respiró hondo antes de comenzar:—Vi un grupo armado, con los rostros cubiertos por bandanas, vestidos con ropa militar de asalto negra.
Subieron a Teo, ya reducido, a una van gris plata después de inyectarle un potente sedante en el brazo. Funes frunció el ceño y preguntó:—¿Qué más puedes ver o saber de Teo?Bassim continuó con voz temblorosa:—Veo a Teo en un complejo subterráneo, como un búnker, con habitaciones súper vigiladas.
Está en algún lugar con mucho hielo o nieve, pero no puedo determinar dónde exactamente.El agente Funes volvió a llamar a Yajir y a Bassim, y les pidió con seriedad:—Por favor, mantengan esto con la mayor discreción posible.Bassim asintió solemnemente y dijo en un tono firme:—Sadqani billah, Tiyo qarib jiddan, wa masiri ma’ masir al’aalam murtabit bihayati alrasmia.
Créame por Alá, Teo está muy cerca, y mí destino junto con el del mundo está ligado a mí vida oficial.
Funes lo miró con determinación antes de despedirse de ellos.
—Gracias por su tiempo y cooperación —dijo Funes mientras Yajir y Bassim se levantaban para irse.
Mientras tanto, en las instalaciones secretas de la corporación NOVAX, Teo N’Guillán alias: “El Cuervo Azul” y Sasha Corvín planeaban otro intento de fuga con la inesperada ayuda de un aliado o aliada misterioso o misteriosa.