La Leyenda Del Custodio Índigo y Sun-Ray El Dios Sol: Entre Dioses y Monstruos,El Regreso Del Cuervo Azúl (El origen de los Metacrónicos) Epílogo: El Despertar de Trevor [ Capítulo 1 ]

La noche era silenciosa y estrellada, y un cometa lejano cruzaba el cielo, presagio de un evento importante en la vida de Trevor Zión Blackwood. Mientras el frío se colaba por las rendijas de la ventana, el ambiente en la habitación era cálido y acogedor.

Trevor, ahora a punto de cumplir catorce años, estaba acurrucado en su cama, envuelto en las mantas con un aspecto de tranquilidad. Zuri Nova Steele, alias Lady Rush, se sentó a su lado, como lo hacía cuando él era más pequeño.

Sus dedos, ahora más experimentados en el arte del cuidado y la ternura, ajustaban las mantas alrededor de Trevor.

Recuerdo una noche como esta, hace años —empezó Suri, con una voz suave y llena de nostalgia—. Tú eras tan pequeño, y el mundo era un lugar muy diferente.Trevor miró a Suri con curiosidad.

En la mesa de noche, encendí un proyector de hologramas, que empezó a mostrar imágenes del pasado. Las fotos holográficas mostraban el rescate de Trevor, el momento en que lo encontré temblando en la esquina y los Razorclaws avanzaban.

Cada imagen estaba acompañada por mensajes grabados, susurros del pasado que contaban la historia desde los ojos de Suri.—Aquí es donde te encontré —dijo Zuri señalando una imagen en particular—. Los Razorclaws eran unos cyber traficantes despiadados, y tú estabas en medio de una pesadilla.

El proyector mostró imágenes de los Razorclaws, brutalmente dominando el callejón.La droga que Trevor tenía, “NeuroFlux”, era una ciber sustancia peligrosa que modificaba el ADN, otorgando fuerza y destreza sobrehumana por 48 horas.Pero su adicción era feroz; en caso de sobredosis, el cerebro se deterioraba en segundos y llevaba a una muerte rápida.

Los Razorclaws querían esta droga para explotar a los jóvenes como Trevor en las minas de Kijuzh/35 del planeta Oirúm – Felk, un recurso valioso para las naves espaciales.—Ellos querían capturar te para llevarte a esas minas —continuó Zuri—. Imagina, Trevor, ser explotado en una mina de Kijuzh/35, condenado a una vida de sufrimiento, solo porque tenían sed de lucro y poder.

Trevor observaba con los ojos abiertos, lágrimas amenazando con caer. Recordaba el pánico de aquellos días, el frío de la calle, pero también la calidez de la salvación que había encontrado en Zuri.—Recuerdo que me lancé hacia ellos con todo lo que tenía —dijo Zuri, su voz temblando con emoción—. La batalla fue feroz. Cada movimiento, cada golpe, era para asegurarte una oportunidad de vivir, para darte una segunda chance.

Las imágenes holográficas mostraban la pelea en toda su crudeza: Suri enfrentándose a los Razorclaws, defendiendo con habilidad sobrehumana cada intento de los traficantes por arrebatar a Trevor.

La determinación de Zuri estaba grabada en cada fotograma, la promesa de proteger al niño a cualquier costo.—Y cuando todo terminó —continuó Zuri—, te tomé en mis brazos, temblando y asustado, y te llevé lejos de aquella pesadilla.Trevor, ahora con lágrimas en los ojos, asintió lentamente. —Sí… recuerdo. A veces, los recuerdos se desvanecen, pero en esos momentos de desesperación, te sentí cerca.Zuri se inclinó y envolvió a Trevor en un abrazo, como lo hacía cuando era un niño pequeño. —No tienes que olvidarlo —susurró—. Porque esa noche no solo te salvé, te prometí un futuro.

Y en cada momento desde entonces, he estado aquí para recordarte que tienes un lugar en este mundo, que eres amado.El cometa al qué llaman Vorpalis cruzó el cielo en el momento exacto en que los dos se abrazaban, como un símbolo de esperanza y nuevos comienzos.

La habitación estaba iluminada por la suave luz de las estrellas y el resplandor del holograma.—A punto de cumplir dieciséis años —dijo Zuri mientras lo miraba con ternura—, quiero que recuerdes esto siempre. No solo somos sobrevivientes, somos familia. Y este es tu hogar.

Trevor se aferró a Zuri, sintiendo una oleada de amor y seguridad. Era como si, en esa noche especial, el pasado y el presente se fundieran en un abrazo eterno.

El cometa pasó, y con él, la promesa de un futuro lleno de posibilidades y amor, donde Zuri y Trevor seguirían enfrentando el mundo juntos, como madre e hijo del corazón.

En esa noche, Trevor no solo se preparaba para su cumpleaños, sino para abrazar su destino como Sun -Ray, el Pharaon Ra, mientras Zuri seguía siendo su guía y refugio en el mundo hostil que enfrentaban.

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