Hoy, al cumplir dieciséis años, el concierto de mi madre, Zuri Nova Steele, alias (Lady Rush), resonaba en mis oídos.
La música Glitzoid Groove llenaba el aire del exclusivo anfiteatro de (Nebu-Crópolis Krown ex N’Cypher), donde más de un millón de personas vibraban al ritmo de sus melodías hipnóticas.
Su popularidad en redes como Synchro Stream y Pulse Sphere la había elevado a ícono. Al salir, el ambiente estaba cargado de energía y expectación.
Mientras caminábamos hacia la decadente Órbita Null, nuestro barrio en el que vivo con Mamá Zuri desde que me encontró, donde lo peor se mezclaba con lo más sorprendente, el cometa Vorpális cruzó el horizonte.
De repente, una brecha interdimensional se abrió, dejando caer fragmentos ardientes como meteoritos.
Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al ver cómo los bólidos de fuego traían criaturas oscuras que caían hacia nosotros.
—¡Mamá Zuri, corramos! —grité con terror—. He tenido visiones durante meses. No quise preocuparme, pero esto va a pasar.
—¿De qué hablas Trev, hijo mío? —me miró, confundida y asustada.
—¡De algo que ya está ocurriendo! —dije, sintiendo que el miedo se apoderaba de mí
—. La muerte viene a arrasarnos.
Al llegar a “The Solar Rift,” Mateo Bernabé Salazar, nos recibió con ansiedad.
—¡Trevor! —exclamó, su rostro iluminado por las luces del bar—¡Entra, rápido!
—¿Qué está pasando, querido? —preguntó Clara Watson, su esposa, mirando con preocupación.
A medida que cruzamos la puerta, una energía desconocida me envolvió. De repente, sentí que una luz surgía de mi interior, iluminando todo a mi alrededor.
Era como si los antiguos dioses me estuvieran otorgando un poder que no podía controlar. Ante mis ojos, un cliente de aspecto egipcio, Ahmed Khalid Zahawid , cayó de rodillas.
—¡Anta, ya waladī, kunt tajsīd al-ilāh Raʿ. Laqad ikhtartuka li’inqādh al-ʿālam. Anta al-ilāh alladhī intazarnāhu li’ālif al-sinīn, li-yukhlisnā min tahdīd ʿaẓīm. Anā khādimatuka wa-kull al-rijāl alladhīna yurāfiqūnī. Anta, al-ilāh al-ḥayy fī al-jasad ! que significa en egipcio :
(Tú, oh niño, eras la reencarnación del Dios Ra. A ti se te ha escogido para salvar el mundo. Tú eres el Dios que hemos esperado por milenios, que nos salve de una gran amenaza. Yo soy tu sirviente y todos los hombres que me acompañan. Tú, eres Ra el dios Sol vivo hecho carne y hueso).
Los demás en el bar se unieron, asombrados.Todos se postraron ante mí, reconociendo la divinidad que emergía de mí.
Comprendí que había comenzado una nueva leyenda, y mi nombre resonaba como el de un semidios.
Mientras contemplaba esta transformación, sentí una conexión con algo más grande que yo como un ser etéreo con voz que llamaba hijo y me decía “¡Despierta Pharón Ra , despierta mi amado hijo!”.
En otro lugar y tiempo en el Multiverso de cristal inquiere a un invitado los siguientes interrogantes en busca de respuestas por parte de su huésped:
— Dime tú qué piensas Miyamori ¿Qué destino le espera al joven Trevor, ahora conocido como Sun Ray, Pharaón Ra? ¿Superara las amenazas que enfrentara partir de este momento en adelante? ¿Y reconocerá mi voz que lo llama desde las sombras, joven ronin guerrero Anthariano?.