Ilusión Caótica — Sexta parte

La historia de Villa Félicita, un pequeño pueblo en el partido de Tandil, está marcada por el horror y la tragedia.En la década de 1950, un asesino conocido como“El Cerrador de Almas” desató el terror en la comunidad y el partido de Tandil incluyendo esa misma ciudad dónde este maniático acechaba en el autocine de la época cerca del dique de Villa del lago.

Su primera víctima fue una viuda y sus tres hijos pequeños, que desaparecieron en la oscuridad sin dejar rastro.

A medida que los rumores sobre el Cerrador se propagaban, el pueblo quedó atrapado en un ciclo de miedo, donde las noches eran interrumpidas por susurros sobre sombras acechantes en los caminos solitarios.

Los años pasaron y el nombre del Cerrador se convirtió en una leyenda, pero el mal nunca desapareció por completo.

En 2018, la historia tomó un giro desgarrador cuando Enzo Salvador Tomei, un joven de catorce años, fue atacado por un grupo de jóvenes ebrios y drogados que salían de una cantina local.

En la noche de Halloween, mientras su prima Yésica Bárbara Tomei festejaba, Enzo se interpuso para protegerla.

El grupo, enardecido y agresivo, lo desfiguró brutalmente antes de arrojarlo al lago.

Su cuerpo desapareció en las aguas oscuras, dejando atrás una familia devastada y un pueblo temeroso que se negaba a hablar de lo sucedido.

En la actualidad, el horror resurgió con la aparición de un nuevo asesino, conocido como Frenistax, que comenzó a acechar Villa Félicita y sus alrededores hace un año. Su modus operandi parecía un eco del pasado: asesinatos brutales que resonaban con el legado del Cerrador de Almas.

A medida que el miedo se intensificaba, el subcomisario rural Benicio Felipe Peñaloza, a punto de retirarse, sintió que era necesario buscar ayuda.

Se puso en contacto con Tomás Lucas Harrison, un psiquiatra forense con experiencia en casos de criminalidad.

Tomás llegó al hospital de Rauch para visitar a Angélica Ema Sayen, una joven que había tenido visiones perturbadoras de Frenistax.

Mientras Angélica trataba de explicarle sus experiencias, comenzó a sufrir convulsiones, lo que llevó a la entrada intempestiva de Valentín Rogelio Villaut, el jefe del área de salud mental.

¿Otra vez con tus fantasías, Sayen?— dijo Villaut, con una burla sarcástica mientras se acercaba.

Tomás miró a Angélica, quien temblaba en la cama.—¡No, no!— gritó Angélica, tratando de retener la visión que la invadía.

Frenistax viene por mí, lo sé.Villaut sonrió despectivamente hacia Tomás.

Y tú, Tomás, ¿Realmente crees en estos desvaríos?— preguntó, mirando al psiquiatra con desdén.Tomás, evitando el enfrentamiento, respondió con calma.

Las visiones pueden reflejar algo más profundo, Valentín. Deberías considerar la posibilidad de que lo que ella ve tenga significado.

Angélica, aún agitada, trató de compartir su visión, pero la voz en su cabeza la atormentaba, interrumpiendo su concentración.

Lo siento—, murmuró, cayendo nuevamente en la confusión.Después de la caótica visita, Tomás se preparó para su viaje a Villa Félicita.

Subió a su Cadillac dorado modelo 58, una herencia de su bisabuelo, y se dirigió hacia el pueblo con su gatito siamés, Biz Freud, a su lado.

En el camino, recordó las palabras de Angélica, que le resonaban en la cabeza: “El Cerrador volverá, y Frenistax es solo el comienzo”.

“Mientras avanzaba por la carretera, Tomás reflexionaba sobre lo que había escuchado en el hospital. ¿Podría Frenistax ser realmente una manifestación del Cerrador de Almas”.

La idea lo inquietaba mientras conducía.

Al llegar a Villa Félicita, se sintió atraído por la atmósfera opresiva del lugar.

Las sombras de la noche parecían alargarse, y un escalofrío recorrió su espalda.Sabía que debía encontrar a Frenistax antes de que más vidas se perdieran.

Su mente estaba en el relato de Angélica, que le había advertido sobre un futuro aterrador: en la Luna Sangrienta del 7 de enero de 2025 el dios de la muerte caldeo Mummu en realidad Luminus Deceiver, vendría a reclamar su corona, reencarnando en el cuerpo de Frenistax y así librarse de su prisión en la Dimensión Cremoriun.

La idea de que el destino de muchas almas dependiera de su intervención lo mantenía en alerta.

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