Día 2 – Mañana
El Arena Excidium retumbaba con la energía de la multitud. Sombras sangrientas y los No-Dormir se agitaban como bestias, sus ojos vacíos observando el espectáculo.
Hades se reía a carcajadas, disfrutando de la agonía que se avecinaba.
¿Qué demonios es esta locura? No tengo ni idea de si voy a salir de aquí con vida… Pero debo hacerlo por él… Grolyx… Daikki… Miyamori.
El Pegasus se alzó ante mí, su imponente figura era casi celestial.
Con un gesto noble, habló:
—Joven criatura mortal insignificante, ¿Te atreves a desafiar me en esta arena? No eres más que un peón en este juego para mí amo.
Acepta tu destino con honor.
Me preparé, el viento golpeaba mi rostro, la lluvia comenzaba a caer como una tormenta furiosa. ¿Honor? Pensé.
No vengo a honrar a nadie, vengo por algo mucho más grande.
—Entonces, ven y muéstrame lo que vales, noble bestia, —respondí, con una sonrisa irónica.
El combate comenzó, y antes de que pudiera reaccionar, un ser envuelto en rayos me arrancó de la arena, llevándome a través de la tormenta, a la vista de todos.
Desde lejos, escuché a Hades maldecir y al Pegasus desafiarme con furia, pero era demasiado tarde.
Había escapado, frustrando los planes de Hades.