Los chicos del Abismo Maldito contra las sombras del Dios de la Muerte — Parte 25

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Día 5: El hedor del túnel se aferraba a mi pelaje como un recordatorio constante de que habíamos descendido a las entrañas de una tierra que no reconocía.Cada sombra era una amenaza latente, y cada paso, un eco de la incertidumbre.

No obstante, mis garras se mantenían firmes sobre el suelo húmedo, y mi espada, presta a abrirse camino entre las tinieblas.A mi lado, el príncipe Pilo Ryuzen Akamatsu avanzaba con la ligereza de un depredador.

Su pelaje gris relucía bajo la pálida luz, y su cresta, semejante a la de un guerrero de reinos olvidados, vibraba con un destello esmeralda, desafiante y altivo como su alma.(El corazón de Grolyx, aunque endurecido por mil batallas, late con una mezcla de respeto y recelo.)

Sabe que Pilo, pese a su arrogancia, es tan hábil como impredecible.

Veo, Grolyx Daikki Miyamori, que vuestra ceñuda expresión no ha hallado alivio ni aun en este refugio pestilente.

¿Acaso el hedor de la muerte os incomoda más que mi presencia? —dijo Pilo, con una sonrisa ladeada, afilada como su propia lengua.(Mientras habla, Pilo disfruta de la incomodidad que genera).

Su sarcasmo no es burdo; es un filo bien templado, propio de un príncipe acostumbrado a la intriga y el engaño.

No, príncipe —repliqué, sin apartar la vista del camino—. Mas si de molestias hablamos, vuestra lengua supera con creces cualquier hedor.(Siente el deber de mantener la calma, pero la insolencia de Pilo es como un aguijón constante,Grolyx respeta su linaje, pero no su actitud).

Pilo rió suavemente, un eco burlón en la penumbra.—Oh, noble oso, si pretendéis herir mi orgullo, habréis de esforzaros más.

He cruzado palabras con espíritus más crueles que vos y he salido ileso.(En su risa, hay una mezcla de burla y verdad. Pilo ha sobrevivido no solo gracias a su espada, sino también a su ingenio mordaz).

Desde atrás, Alice Anahí García Espina Mortal— soltó una carcajada que resonó con descaro juvenil.—¡Ay, por favor! Ustedes dos parecen sacados de un culebrón viejísimo. Falta que se juren odio eterno bajo la luna.(Su voz es ligera, pero sus ojos, curtidos por el dolor y la lucha, vigilan cada sombra. Anahí es joven, sí, pero ha visto demasiado para ser ingenua).

Mocosa… —murmuré sin volverme—, vigila tus pasos. Las sombras no entienden de bromas.

Ella resopló, cruzándose de brazos.—Tranquilo, sensei.

Tengo más cuidado que ustedes dos juntos. Pero si me van a hacer aguantar su novelita de guerreros resentidos, al menos avisen.(Pilo, con su eterna sonrisa sardónica, se deleita en el descaro de Anahí. Ve en ella una chispa que ni la oscuridad ha logrado apagar).

He de admitir, pequeña, que vuestra lengua es tan afilada como vuestra daga. Un deleite poco común en estos tiempos.

Mirá vos, el príncipecito me tira flores. Me siento honrada… o algo así —replicó ella, rodando los ojos.(Pilo se divierte con su actitud, pero en su interior, sabe que esta joven, aunque irreverente, es una pieza clave en su supervivencia).

Basta de juegos —dije con gravedad—. Las sombras tenebrosas nos acechan, y esas criaturas Los No-Dormir no nos darán tregua.

Pilo suspiró, fingiendo aburrimiento.

Vuestra solemnidad, noble oso guerrero, podría matar incluso a los muertos. Mas no temáis, seguiré vuestro noble ejemplo… al menos mientras me convenga.(La tensión entre ambos es un fuego constante. Se respetan, sí, pero apenas se toleran)

Anahí sonrió con picardía.

Si se van a matar, avisen antes, ¿Sí? Así me ahorro el drama.

Las sombras susurraban, y los pasos resonaban como latidos en la penumbra.

Sabíamos que la muerte rondaba cerca.

Pero más cerca aún estaba la certeza de que nuestra frágil alianza podría desmoronarse en cualquier momento.

El túnel se extendía interminable.Y nuestro destino, incierto.

FIN… por ahora?

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