Desde mi refugio Calixum en la Red Etheralis, suspendida entre dimensiones, el multiverso vibraba con una pulsación tenue, casi imperceptible, pero con la fuerza de mil tormentas.
La verdad estaba por revelarse, pero las piezas eran frágiles… demasiado frágiles. Yo el eterno antiguo, el Gran Regente Índigo del Multiverso de Cristal.
Soy el último de “Los Titanes” encargados de mantener el equilibrio de la realidad, ya que a mis hermanos expulsé por insurrección.
Mi voz resonaba entre los pasillos del tiempo como un eco lejano, susurrando secretos que pocos podrían comprender.
Los eventos ya estaban en marcha, los hilos del destino se tejían y mi deber era asegurarlos.
El Dragón Escarlata despertaba. Mi rebelde hijo Luminus Deciver tejía su estrategia más perversa, no solo contra mí, sino contra todo lo que mis hermanos y yo habíamos construido desde que por el destino de la primera estrella nacimos (El Big-Bang).
Los Calaestis, titanes arquitectos de todas las realidades inclusive el CristalVerso Nodax dónde vive está versión de Miqueas Aser Ohayon.
Juramos proteger el Multiverso de Cristal pero traición de Luminus Deciver mi propio hijo que hizo este mismo juramento que rompió, es el precio más alto que como padre y creador.
No vi cómo la ambición y los celos por su tío Cronos así como por mi otros hijos lo consumía arrastrando su corazón al Gehena.
En este mismo momento otra guerra ya ha comenzado por la conquista de los Cristal Versos.
¡TAP, TAP, TAP! Los pies de Miqueas Aser Ohayon golpeaban el pavimento con furia.
El barrio vibraba bajo sus pasos. Su respiración entrecortada era la única melodía en su mente.
¡Tap, tap, tap! Sus zapatillas se desgarraban contra el asfalto caliente.
La adrenalina ardía en sus venas como un veneno. Más rápido.
Más rápido. ¡Huye! le susurré como una voz casi silenciosa en su mente al jovencito (El pánico lo envolvía como un manto de sombras. Algo oscuro lo acechaba. Alguien que no conocía con o, pero que sentía en cada centímetro de su piel.)
Como si la muerte lo estuviera alcanzando.¡ZZZZZZZT! Un rayo de energía púrpura cortó el aire con un zumbido desgarrador.
¡BOOM! Miqueas se lanzó a un lado, esquivando con la agilidad de un atleta.
Pero sus zapatillas no tuvieron la misma suerte: el rayo las destrozó en mil pedazos, dejando sus pies desnudos sobre el asfalto rugoso.(El miedo lo hizo tropezar.Su cuerpo temblaba. Pero no podía detenerse. ¡No podía! No había tiempo. No había dudas. No podía pensar. Solo huir.)
Pero ellos no se detenían.
Tres figuras lo acechaban, espectros salidos del abismo. Sus sombras se alargaban y distorsionaban bajo la luz parpadeante de las farolas.
—No tienes adónde ir, Miqueas, mi amor. No huyas de mí. (Esa voz… No era una sola. Eran miles de voces fundidas en un solo eco omnipresente.El sonido le heló la sangre.)
Multus lo observaba desde la penumbra del callejón.
Inmóvil, su mirada fría como el mármol.
Miqueas se giró, jadeante, el cuerpo tenso, listo para lo peor.
— ¿Qué carajo está pasando? ¿Quiénes son ustedes? —gritó, más por desesperación que por valentía.
Multus sonrió. —No me hagas perder el tiempo, Mik.
— Tú y yo estamos conectados, como el destino conecta a múltiples realidades infinitas, que ni imaginas mi vida más allá de la vida así como de la muerte. (La respuesta era oscura, enigmática).
A su alrededor, la presencia de Ashun y Turkum, sus otras personalidades de mente corrupta, como soldados expectantes en la escena a la espera de una orden
—No intentes huir. No hay escape. —El tono de Turkum era severo.
—Te hemos estado buscando, nuestro amado. Has sido elegido por el Anillo de Illapa. (Miqueas sintió que el suelo se hundía bajo sus pies. Su cuerpo temblaba. Esto no podía estar pasándole a él.)
—¡Me chupa un huevo el Anillo de Illapa y toda su puta mierda! —rugió Miqueas, retrocediendo.(El asco y la repulsión se le mezclaban con el miedo. No entendía lo que decían, pero sabía que lo querían para algo que no le traería nada bueno.)
—No sé quién carajo eres, pero no voy a dejar que me arrastres por tu locura chabón.
—Su voz se quebró con furia a Teo es decir Multus —. ¡No te amo, ni siquiera te conozco, enfermo freaky de mierda! (El miedo lo devoraba. El terror lo arrastraba al abismo.)
Turkum se adelantó con una expresión de furia absoluta.—¡Basta de juegos! No tenemos tiempo para que este mocoso siga hablando estupideces.
El elegido ya nuestro acabemos con esta misión. — vocifera impaciente Turkum.
Ashun, en cambio, se mostró dubitativo.
—Esto no es lo correcto, Turkum. Él no es como nosotros. No podemos obligarlo.
—¡Eres un idiota, Ashun! —Turkum escupió las palabras con desprecio —. ¿Desde cuándo te importan los sentimientos de un simple muchachito o de alguien que no seas tú mismo?
—¡Cállense! —Multus levantó la mano y el aire se tornó más denso—. Mis hermanos… dejen que yo me encargue.(Su voz era como un veneno dulce, manipuladora, paciente. Sabía cómo llegar a Miqueas. Sabía cómo quebrarlo.)
—Lo que está por suceder no puede ser detenido. Es nuestro destino. El Dragón ha hablado nuestro verdadero Dios.
Miqueas cerró los ojos por un instante, buscando en su interior una fuerza que no sabía si poseía. (La desesperación lo consumía. Pero había algo más en él. Algo que lo conectaba con una fuerza superior.)
—¡Esos hijos de puta aún no se detienen y ya me van a atrapar! —Miqueas escupió al suelo. (La rabia lo consumía. La confusión lo asfixiaba.)
Y entonces, alzó la mirada al cielo.
—¡Elohim, azor li! ¡Jah, refa oti! ¡Lo rotze lamut kan! “Dios, ayúdame. Señor, sáname. ¡No quiero morir aquí!”. (Sus palabras fueron apenas un susurro entre el caos. Una oración final antes de ser consumido por la oscuridad.)
Multus cerró los ojos y comenzó a murmurar en un idioma ancestral.
—Yalulma sulia.Tempero ku Málterul “El ciclo se cierra. La sombra reclama su precio.”
Las palabras vibraron en el aire.Un murmullo arcano que cargaba con un poder insondable.
Miqueas sintió que la realidad se plegaba sobre sí misma, como si el universo entero se comprimiera en torno a él.
¡ZZZZZT! El rayo púrpura serpenteó en el aire antes de estrellarse contra la mano de Miqueas.
¡CRACK! El cuerpo del joven se arqueó cuando la corriente lo atravesó. Un latigazo eléctrico que quemó su piel y nubló su mente.(El hechizo lo envolvía, borrando su conciencia, arrastrándolo hacia la oscuridad.)
—Olvida. — Las palabras de Multus eran firmes.—Duerme.
La oscuridad lo tragó.
Desde mi plano de observación, todo parecía desmoronarse.
Miqueas, atrapado en los juegos de Multus y sus demoníacas facetas, se deslizaba hacia la perdición.
Pero el joven no es como otros humanos.
¿Podrá resistir a la influencia de estas entidades? ¿O sucumbirá a los oscuros hilos de manipulación que se le han tejido alrededor?.
Sin embargo, lo que realmente preocupa no es lo que le ocurre a Miqueas, sino lo que se oculta tras las sombras: la organización V.E.N.T.A y sus oscuros propósitos.
V.E.N.T.A (Vigilancia, Experimentación, Neutralización Trans dimensional y Astral) ha estado operando en la clandestinidad, realizando experimentos trans dimensionales que cruzan fronteras entre lo humano y lo animal.
En sus instalaciones secretas, una facción de la organización lleva adelante el proyecto Centuriones Ferals : soldados mejorados con habilidades animales, diseñados para enfrentar amenazas cósmicas, astrales e internacionales.
Estas criaturas, nacidas de experimentos ilegales, podrían ser la única defensa contra lo que está por venir.
Pero si Multus logra sus planes, la humanidad será engullida por la oscuridad antes de que se pueda hacer algo al respecto.
En este preciso momento, Miqueas se encuentra en un depósito clandestino en la costanera del puerto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde la organización V.E.N.T.A tiene una de sus instalaciones.
Es aquí donde se guarda el Anillo de Illapa, y Multus sabe lo que está en juego. Miqueas, atrapado en las garras del destino, no solo está en peligro de caer bajo la influencia de estas entidades, sino que también podría ser clave en una guerra mucho mayor, más allá de lo que él mismo puede imaginar.
Lo que me inquieta es el peligro real que representa Multus para este multiverso. Sus planes, su corrupción… todo lo que toca se arrastra hacia la oscuridad.
La posibilidad de redención parece un sueño lejano, una quimera. Y, sin embargo, si alguna chispa de luz permanece en él, ¿podrá algún día encontrarla? Yo no lo sé. Pero lo que puedo ver con claridad es que lo que está por venir será mucho peor.
Las sombras se alzan, y las realidades se tambalean. El futuro está plagado de incertidumbre, pero una cosa es cierta: la batalla que está por librarse pondrá a prueba todo lo que creemos.
Quizás… QUIZÁS?… el cristalverso no está condenado aún. Quizás Miqueas sea la clave, pero solo el tiempo lo dira
Lo que puedo decir a ustedes con certeza es que una tormenta se avecina en el horizonte y todos sino estamos listos pereceremos…