Episodio2: Un nuevo comienzo — Parte 6

Ya llevaban más de tres horas entre charlas y recorriendo cada muestra como los distintos sectores del Museo Histórico Nacional cito en la calle: Defensa 1600, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Cada uno de los estudiantes llevaba en su lonchera su almuerzo, ya que la muestra de la exposión era de una jornada extendida.

Despúes del mediodía estaba pautado un ciclo de conferencias al cuál el grupo de los estudiantes de colegio incluso la comisión donde Teo cursaba con Estefanía y Miqueas a cargo del profesor de la materia de historia Renato Grimoldi estaba invitado, sin embargo había un tiempo muerto de dos horas antes de que comience, y cada uno decidió ir por su cuenta a explorar.


Teo cerca de la sala dedicada la muestra a la Conquista de Ameríca del Sur por los españoles en el siglo XVI, comienza a tener una extraña sensación, en un principio solo se manifestaba como un leve cosquilleo en el oído, pero luego se fue intensificando, al rato ya se trataba de un zumbido proveniente de una dirección determinada, confirmando que se trataba de un sonido que en verdad provenía de un lugar cercano.

La curiosidad lo atrapa y decide apartarse de su grupo sin que nadie lo viera, seguiendo dicho zumbido, hasta llegar a una antigua brújula y un , la descripción decía que la misma perteneció a la expedición del explorador portugues al servicio de la corona española Fernando de Magallanes, o Fernão de Magalhães (ca. 1480-1521), fue un cuya expediciónes para España iniciaron la primera de ellas que logro circunnavegar el globo durante (1519-22 ).

El sonido que lo atraía era un antiguo astrolabio que le regalo el Rey Carlos I de España cuando el rey tenía 18 años cuando financió dicha exploracíon en (1518) a las Islas de las Especias como desde Europa se le conocia a al Continente Americano, eso Teo lo sabía porque le fascina la historia pero no resolvía la intriga sobre el misterioso ruido, por un momento le pareció que podía llegar a venir de alguna luz o algún aparato que tuviera alguna falla, pero con una observación detallada pudo darse cuenta de que la mismo astrolabio era la responsable de ese sonido.


Se acercó lo más que pudo al vidrio de la vitrina y vió como la aguja parecía apuntar a direcciones aleatorias, y se acordó que en uno de sus visiones, él caminaba por un sendero desolado con una especie de brújula o astrolabios hasta llegar a llegar una ciudad futuristíca en ruinas rodeada por extrañas criaturas en ese momento la misma empezó a moverse de forma aleatoria una especie de portal interdimesional de color magenta se abria ante él.

En ese instante se acordó de que la brújula de sus sueños, que al parecer lo quería guiar hacia una ubicación desconocida, es idéntico en cierta forma al astrolabio a la expuesto en la vitrina, lo quería tocar pero indudablemente se metería en problemas, por lo que decidió dar la vuelta y continuar con la exploración.


Teo había tomado mucho refresco y dado la cantidad de líquido que bebió se vio urgido por lo que fue en búsqueda de un baño para orinar, al encontrar uno e ingresar, nuevamente escuchó el mismo zumbido, pero esta vez proveniente de su mochila. Abrio el cierre de mochila y allí estaba el astrolabio que pertenecio a Fernando de Magallanes: “¡No puede ser!”, pensó mientras una sensación de ingravidez tomaba todo su cuerpo.

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