—¡Espere, monsieur, no se vaya así! —le dice Lemaire a Quimey — Escuche, creo que lo puedo ayudar.
—¿Qué va a decirme ahora? ¿Que no sabe cómo un joven mapuche desapareció ante la vista de todos y encima fue golpeado por otros estudiantes? Nadie asistió a mi sobrino, a no ser un portero y un vigilador nocturno el día que él desapareció —menciona Quimey angustiado, con lágrimas en los ojos.
—Entiendo su estado de incertidumbre, monsieur N’Guillán, pero debemos ser calmos para entender lo que sucedió con el estudiante durante su estancia aquí y luego cuando se retiró.
— Según me informan desde el personal de seguridad, hoy llegó a mi correo electrónico un reporte de incidencia de lo sucedido entre las 19:15 y las 20:00 horas de ayer que menciona a su sobrino saliendo cerca de los vestuarios y hablando primero con el portero del turno vespertino, el Monsieur Eusebio, y luego con el guardia de seguridad nocturno, Martin Fernando Pedemonte.
—Eso ya lo sé. ¿Cuál es la novedad? Vaya al grano y dígame algo que yo no sepa para localizar a mi sobrino —replica Quimey.—Seré directa y clara, aunque le duela lo que voy a decir. Su neveu, o sea, sobrino, creo que está envuelto en algo peligroso.(La directora del colegio, poniendo un manto de sospecha sobre el acto vandálico en el baño de varones del segundo piso, le pregunta a Quimey.)
—¿Théodore ha cambiado su conducta últimamente? ¿O se relaciona con jóvenes fuera del colegio?—Bueno, Licenciada, él solo se relaciona con Brayam, pero es un buen pibe, huérfano y vive en el comedor de Doña Tere en el barrio donde vivió desde hace casi 19 años. ¿Por qué pregunta esto si no tiene que ver con mi Teo?
—Monsieur, permítame explicarle. Hoy, a primera hora, aparte del reporte, el vigilador, así como el personal de limpieza en sus labores, observaron severos daños edilicios, como en el toilette de Hommes y cerca de los vestuarios de nuestro equipo de rugby, “Los Leones Salvajes de Zona Norte”.
— Por este hecho puntual, llamé al equipo especial de La Jefatura de Bomberos y sus expertos peritos para que analicen en especial el piso donde hay un cráter enorme en llamas en el perímetro del toilette de hommes. Creo que su sobrino y otras personas están involucradas.
—¡Es una locura que diga que Teo tiene que ver en esto! Me retiro de aquí. Es inaudita su intención de acusar a mi Calfú de vándalo juvenil —dice Quimey, marchándose indignado.